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ACTIVISMO y CIUDAD, Hábitat III, 2016 - Artículo en Libro Voces para Quito

Foto del escritor: Pamela MendietaPamela Mendieta

ÍNDICE

1. ACTIVISMO Y CIUDAD, ¿dónde está nuestra parte de responsabilidad?

2. HÁBITAT, ¿cuándo nos desconectamos del nuestro?

3. LA MOVILIDAD y EL ESPACIO PUBLICO, dos caras de la misma moneda, Urbanismo.

4. ESPÍRITU CÍVICO, ¿cómo intentar llenar este vacío de conciencia?

5. SENSIBILIZACIÓN - EQUIDAD, ¿cómo lograr los cambios necesarios?

6. ESPERANZA, ¿por dónde empezar?

7. EL EMPLEO Y EL AUTO-GOBIERNO LOCAL, como mecanismo de independencia y calidad de vida

8. GOBERNANZA, ¿dónde estamos?


1

ACTIVISMO Y CIUDAD

¿Dónde está nuestra parte de responsabilidad?


Han pasado ya más de 6 años desde mi regreso al Ecuador, después de casi 10 años de vivir y trabajar en el exterior como arquitecta. Desde entonces mi foco se volcó totalmente a la ciudad. Sintiendo que Quito parecía ir a la deriva, empecé a dedicarme, desde los espacios que me encontraron, al activismo ciudadano y a los planteamientos de visión urbana de desarrollo sostenible que nos acercaran a la consecución real de una mejor calidad de vida para todos.

Es en esa búsqueda que conocí al colectivo ciudadano “QUITO, Yo me Apunto” (QYMA), al cual pertenezco desde el año 2011.


En abril de 2014, en el marco del Foro Urbano Mundial en Medellín, junto a un grupo de miembros del Colectivo QYMA, le entregamos al alcalde electo Mauricio Rodas, el Plan Ciudadano para el desarrollo sostenible de Quito.

Esperábamos una respuesta al tema, pero en realidad no sucedió. Igual que nunca se tuvo una respuesta a la carta con recomendaciones que le dejamos desde el despacho de la ex Concejal León en mayo del 2014.

A nuestro regreso de Medellín, se formó la Red de Urbanistas del Ecuador, miembros que con el apoyo de la Federación Iberoamericana de Urbanistas (FIU) redactamos un manifiesto para impulsar una ciudad más humana bajo los conceptos de un nuevo urbanismo.


Pude colaborar con el hasta entonces aún Fondo de Salvamento (Fonsal) en temas urbanos.

Formé parte del primer equipo de consultores de Yachay, intentando introducir conceptos de urbanismo más humano a la propuesta de esta ciudad que pretendía ser innovadora.

Luego tuve la oportunidad de ser asesora durante el último año de servicio de la Doctora y ex Concejal Beatriz León, en la administración del ex Alcalde Augusto Barrera. Experiencia que me permitió tener un acercamiento a la realidad municipal de manera más profunda.

Y sin pensarlo siquiera, al comenzar la actual administración se me presentó la oportunidad y acepté ser Asesora Técnica de Supervisión en la Agencia Metropolitana de Control, cargo que ejercí hasta marzo de 2016.


Siempre había pensado que la única manera de cambiar o intentar cambiar las cosas sería desde adentro, desde lo institucional, pero me he convencido más ahora, que la verdadera opción de cambio profundo es el que se logre a través de la participación ciudadana, informada, comprometida y efectiva.


En estos momentos continuamos en la lucha para que el mensaje enviado hace 2 años sea leído, entendido y aplicado para construir socialmente una ciudad justa, equitativa y solidaria de verdad, dejando atrás el “desarrollismo” de los 70’s que continúa practicando la idea de que el cemento, la obra, es lo que necesitamos.


2 HÁBITAT

¿Cuándo nos desconectamos del nuestro?


Como sabemos o hemos venido escuchando por meses, Hábitat III es la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas sobre vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible, que tendrá lugar en Quito, Ecuador, del 17 al 20 de octubre de 2016. La ONU nos ha presentado, desde hace al menos un par de décadas, a través de la Secretaría de ONU-Hábitat, lineamientos para el desarrollo sostenible de ciudades, pero ¿Qué pudo haber pasado para que hoy el tema de cambio climático sea base para la discusión de cómo desarrollarnos? – Una desconexión absoluta de nuestra esencia animal y relación malsana con la parte de naturaleza que nos rodeaba.

Esa misma secretaría nos advierte que las ciudades tendrán al menos el 60% de la población viviendo en ellas para el 2030, revertiendo la tendencia rural de décadas pasadas. El número para América Latina en el 2050 será del 89%.


Estamos destrozando nuestros territorios, invadiendo todo espacio natural para construir, quitando espacio fértil que antes era para la producción agrícola. Si seguimos construyendo ciudades como hasta hoy, ¿qué futuro nos espera?


Aceptando la premisa parcial, pero principal de que las ciudades deberán desarrollarse de manera compacta, densa y caminable, debemos recordar que en su momento no se pensó que las ciudades podrían tener tantos conflictos al diseñarlas para los autos. Por lo tanto me pregunto si será, tal vez hoy, necesario discrepar en el absolutismo de esta tesis de crecimiento, tal vez no la deberíamos aceptar como premisa absoluta, y mejor buscar maneras para detener ese crecimiento, bien sea creando políticas nacionales para que el crecimiento se dé en ciudades pequeñas e intermedias, pero ya no con tendencia a llegar a tener mega ciudades, que probablemente nos traerán nuevos problemas.

Es decir, no pensemos en cómo “sobrevivirlo”, casi que de la misma manera que hemos enfrentado problemas anteriores, ya que con el desarrollo de las ciudades para el auto, nunca vimos su final trágico, ¿será que podemos en esta encrucijada ver el final trágico de mega ciudades superpobladas, que aunque tengan todo lo que supuestamente se necesite, sean alienantes y nos mantengan igual alejados de nuestra verdadera esencia y hábitat natural?


Es evidente que tendremos que pensar bien, como desincentivar crecimiento poblacional y no solo ver cómo y dónde ubicarnos.


Por otro lado, si se ha revertido esta tendencia de crecimiento poblacional en el campo, tendremos que reconocer que cualquier incentivo al trabajo en el agro que haya existido, ha fallado. Y que además no hemos trabajado para lograr que ciudades intermedias mantengan el equilibrio y armonía que grandes ciudades ya han perdido. Quizás con los conceptos de soberanía alimentaria podamos mejorar las condiciones en el campo y revertir esta tendencia, sin aceptarla como irreversible.


(¿Será verdad lo que se comenta?, que hoy los niños ya no saben ni de dónde viene la leche…)


Entonces deberemos preguntarnos bajo qué parámetro de noción o consenso social se aprobará la Nueva Agenda Urbana (NAU) propuesta por la ONU, porque extrañamente lo que menos se nombra cuando se habla de cambio de paradigma en el desarrollo de ciudades, es la educación o el ser humano per se. Se habla de ciudades más humanas, pero poco se habla de cómo volver a tener personas conscientes de su relación con el exterior y, desde mi particular punto de vista, personas con la noción de que debemos vernos reflejados en el otro para poder ser esa persona solidaria, justa y equitativa, que se supone debería vivir y trabajar en estas ciudades.

Incluso, estoy convencida que sin este salto cuántico cultural de conciencia social, no encontraremos a esa persona que pueda potencialmente convertirse en ese alcalde que todos quisiéramos tener, siendo éste reflejo de la sociedad que lo elija; un ser responsable, solidario, transparente, empático y que además garantice la participación directa y continua de sus vecinos en la toma de decisiones; con convicción y no porque no le queda otra (en algunos casos), si acaso le interesa ser responsable con quienes lo eligieron.


Entonces, partamos del hecho de que nos hemos vuelto cínicos y ya a casi nadie “decente” le importa o interesa involucrarse en la vida política, porque hasta de esa naturaleza nos han despojado. Dejamos que cualquiera tenga la responsabilidad de decidir por todos y no nos responsabilizamos por lo que pasa como consecuencia de nuestras elecciones o incluso de nuestras omisiones.

Nos encontramos en una época de falencias y vacíos tremendos, sin valores ni ética y eso ya parece el pan de cada día. Al parecer ni al 10% de la población quiteña le inquieta la corrupción rampante en la que vivimos.


¿En qué momento nos desconectamos de nuestra naturaleza humana? Hoy hasta a la idea de convivencia tenemos que ponerle adjetivo para entenderla y la llamamos “pacífica”. ¿Acaso hay otro tipo de convivencia?


Tal vez lo único que ha quedado de nuestra naturaleza animal sea la triste lógica de que el más fuerte es quién sobrevive o gana. Esta lógica, según las políticas de la NAU, se supone deberá desligarse de nuestras decisiones, al menos como ciudades, ya que ya no se permitirían proyectos que afecten a nadie, siempre serán ganar-ganar. Habrá que esperar y ver cómo se logra esto, siendo que hasta el momento no hay mayores mecanismos para garantizar su implementación.


Tal vez el único mecanismo que nos quede a la mano, sea la participación e involucramiento ciudadano en toda decisión de las administraciones para que nadie salga perjudicado para el bienestar de otro, reconociendo que el equilibrio en una ciudad no es suficiente sino la armonía, y eso no podremos tenerlo si alguien no tiene bienestar. Entonces el necesario equilibrio entre lo económico, social y ambiental, no será suficiente sino que debemos elevar la conciencia de todos para lograr definir una cultura que nos lleve a la armonía.


3

LA MOVILIDAD y EL ESPACIO PUBLICO

dos caras de la misma moneda, Urbanismo.


Cada persona tiene su concepto de sociedad, de grupo, de colectivo. Su relación con otras personas es diversa. Acercándome al medio siglo de vida, me pregunto, ¿Cuántos espacios colectivos/comunitarios urbanos existen en el presente es nuestra sociedad?, cada vez son más limitados, aunque cada vez son más necesarios.


La sociedad ha crecido justamente dentro de una lógica en la que la construcción ha ido mermando estos espacios públicos donde antes la gente se encontraba. El internet se ha convertido en esa plaza virtual donde la gente trata de llenar ese vacío que la ciudad nos deja; lo más triste es que la ruralidad no está tan lejos de esa realidad, porque también se ha convertido en víctima de tecnologías que han roto muchos lazos que nos unían de manera real.


Parto de la idea de que como seres humanos somos seres colectivos, que necesitamos formar parte de algo más grande que nosotros.


La ciudad nos la han diseñado desde hace ya demasiadas décadas, al menos 4, con una herramienta que de alguna manera es tremendamente divisoria y de segregación, como es el automóvil. Sin pensar el colapso social q este conllevó.


Efectivamente disgregó demasiado el tejido social, no solo el urbano, y nos llevó además a pensar q la ciudad podía ser vista por separado, desde la construcción y la movilidad, cuando en realidad la una moldea a la otra.


La falta de conexión o la relación de estos espacios construidos con el espacio público con la acera, nos limita o nos invita al uso de ese espacio como de encuentro; es decir si los autos pasan muy rápido, es más difícil sentirse cómodo y quedarse conversando con alguien que te encontraste, y si el auto pasa más despacio, tal vez invita un poco más, pero sería mucho mejor que pudiéramos tener espacios donde pudiésemos compartir un momento singular tanto con alguien conocido, como con alguien que tal vez solo te pregunta por una dirección; ahora hasta eso es difícil, porque casi nadie conoce la zona en la que se mueve o vive.


Los encuentros o los desencuentros son definitivamente el catalizador de esta sociedad, esas relaciones que nos van dejando vacíos por su inexistencia. De nuevo la necesidad natural, instintiva del encuentro y el reflejo de alguna manera en el otro, se va perdiendo.


Es así que en realidad la arquitectura, infla y construye egos de personas que individualmente creen estar haciendo algo para ellos, y se han olvidado, de manera muy irresponsable, que son o deberían ser verdaderos servidores de la ciudad y mientras construyen todo de manera ajena al lugar o a la implantación incluso (no se diga al espacio público), han destrozado las ciudades y se han vendido al mercado inmobiliario, donde cada cm2 tiene un costo, no un valor.


Y justamente, sin querer entrar de manera muy profunda a un tema que todavía es bastante polémico en el Ecuador (tal vez por las circunstancias políticas) el tema del valor del suelo, ese uso que debería ser más social, más común y menos privado. La posibilidad de los municipios de crear realmente sociedades más justas, más equitativas, que garanticen ese espacio público tanto para la movilidad como para el encuentro.


Definitivamente la ciudad ha crecido mucho y de alguna manera se ha quedado sin un guía, sin un faro, sin visión, sin alguien que pueda guiar el desarrollo y crecimiento, no porque necesariamente sepa cómo hacer todo, sino porque sea esa persona que canalice los deseos de esa sociedad, específica, territorial y tremendamente diversa que la ciudad de Quito tiene.

Urbanismo y movilidad, se relacionan como el yin y el yang, Pamela Mendieta

Hábitat 3 y sus propuestas para políticas públicas hablan de la descentralización de la gobernanza. El mundo ha permitido que grandes corporaciones nos gobiernen y no sé si éstas estén dispuestas a perder ese poder, sin embargo es importante reflexionar en estos temas y he venido proponiendo que sería necesario revisar la forma de elección que tienen los administradores zonales y su competencia real e independencia o no de la alcaldía “mayor”. Es evidente que no existe el presupuesto ni el tiempo ni el conocimiento para entender las realidades diversas de cada espacio y micro espacio en la ciudad, lo que nos lleva al clientelismo que termina en corrupción. Ese tejido debe retejerse a través de estos pequeños espacios de gobernanza localizada y que en realidad, si los políticos se despojaran un poco del ansia de poder, podría ser una realidad.


La estructura del municipio debe cambiar y dejar de dividir a la ciudad por temas sino por territorios.


La firma de la nueva agenda urbana tendrá su efecto real en la gente, solamente si se trabaja de cerca con los gobiernos locales y su población, sino será solo un saludo a la bandera y un montón de dinero malgastado por el Ecuador; sí porque es nuestro gobierno quien paga toda la conferencia.


Si no nos vuelve a importar de manera natural nuestra relación con nuestro hábitat, mal podremos defendernos o no hacer proyectos que ataquen al ambiente de todos, animales, plantas y humanos, y seguiremos siendo algunos quienes somos vistos como bichos raros que no sabemos cómo acoplarnos a este nuevo espacio creado que llamamos ciudades y que han perdido la esencia de hábitat para nuestra especie.


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ESPÍRITU CÍVICO

¿Cómo intentar llenar este vacío de conciencia?


¿Acaso somos la única especie capaz de perderse de tal manera que se olvida de lo que le da vida? El cemento ha llegado a los genes y memoria, la sociedad sigue alienando a nuestros jóvenes y niños.


Acaso nos estaremos olvidando que desde muy pequeños nos enseñan a ser competitivos, no llorar si nos caemos y a estar callados mientras los adultos hablan. Y este silencio, esta separación de realidades, nos hace compartimentar las emociones y justamente no hablamos de cómo la educación escolar y en el hogar, ha permitido que seamos el producto menos deseado para una sociedad solidaria, de justicia y de armonía social.


Nos olvidamos desde muy pequeños que el otro soy yo, y que al olvidarlo incluso, al parecer, ni la corrupción es mala, porque no la reconoces como un daño al otro, es decir a ti mismo. De muchas maneras todas las diversas religiones nos plantean el tema de la reciprocidad en el otro.


Las familias, familias que hoy por hoy se han aceptado diversas y muy diferentes al estereotipo que por demasiado tiempo ha pesado sobre espaldas de sociedades que bajo su prejuicio e ignorancia, han impedido que niños felices crezcan siendo quienes son muy en su esencia, más allá de su apariencia o esperado rol en la sociedad; sea este en lo profesional o emocional. Sin embargo, esas familias continúan compitiendo entre sí en lugar de apoyarse; y sus niños, aunque más libres, siguen sin saber cómo trabajar en equipo y ser felices con ser parte de un algo más grande, y ya no querer ser el algo más grande.


Si ni siquiera en las familias se generan espacios de diálogo, ¿cómo esperar entonces que a nuestros representantes les importe lo que opinamos, si ellos desde pequeños tampoco lo vivieron, y fueron alienados de esa función social? ¿Cómo conseguir que la gente frente al poder que pueda llegar a tener, no pisotee a otros, incluidos sus propios amigos, en el caso de creerlo necesario.


Estamos entonces frente a una crisis profunda de honestidad social y personal, una que no nos permite vernos en el otro y por ende no nos permite ser empáticos y peor aún solidarios u honestos. Debemos trabajar en esas pequeñas taras sociales para esperar que en algunas generaciones nuestros representantes no sean personas resentidas, envidiosas, sin amor.


Esta idea de preocuparte por el otro nos llevaría a preocuparnos por nuestra ciudad, como el más grande espejo de todos, despertando en nosotros ese amor hacia todo y que por ende protegeremos, respetando nuestras libertades y las del otro.


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SENSIBILIZACIÓN - EQUIDAD

¿Cómo lograr los cambios necesarios?


Por los años 1950-60 se vivió, en la parte baja de Manhattan, NY, una lucha donde la activista y periodista Jane Jacobs ofrecía una visión de ciudad distinta a la desarrollista e insensible de megaobras de Moses. Ella sostenía que son los proyectos a escala humana y la posibilidad de convivencia en las calles, lo que genera seguridad, empodera positivamente al ciudadano y permite un desarrollo incluyente, integral y sostenible de la sociedad. (http://www.plataformaurbana.cl/archive/2016/05/04/el-legadode-jane-jacobs-a-100-anos-de-su-natalicio/)


En la actualidad seguimos viviendo la terrible injusticia social, donde más del 70% de ciudadanos, que nos movilizamos de modos diversos, somos ignorados, mientras que el 30% que se mueve en auto privado tienen todo el presupuesto y a su disposición más del 80% del espacio público vial.


¿Por qué no existe equidad de espacio público?

La equidad es justicia, no la tenemos aún

Recordemos que espacio público es todo lo que no es privado, y eso incluye a las vías o calzadas y aceras para peatones, ciclovías y vías exclusivas para transporte público. Y al parecer el auto privado quiere más espacio; el fatídico 5 de abril los ciudadanos quiteños nos enteramos, a través de las noticias, que se había dado la inauguración, la primera piedra de lo que llamarían un mega proyecto, que lo bautizamos como “la mal llamada solución vial Guayasamin” y la Plaza Argentina. Mega proyecto, que como muchos otros rompen los lazos emocionales y conexiones físicas de barrios y zonas, y en este caso incluye además la tremendamente injusta posibilidad de un desalojo; el de la gente del Barrio Bolaños. Barrio que perteneció a la comuna de Guápulo hasta 1927 y que luego fue sufriendo la insensibilidad y desacierto de gobiernos locales, quienes solo pensaron en el auto privado.

Hasta esta fecha, mediados de septiembre 2016, se sigue construyendo la obra, haciendo caso omiso de todas las razones para pararla, principalmente por no haber cumplido con el artículo 57 de la Constitución Ecuatoriana (2008) sobre la consulta previa, libre e informada, no tener estudios definitivos ni ambientales.


La visión de “todo para el auto” se evidencia más aún cuando la autoridad municipal de tránsito (AMT) incentiva la invasión de la vía exclusiva de BRT (Ecovía/Trolebus/Bus Rapid Transit), incentiva la violación de la zona cebra para adelantar autos unos cuantos metros en los semáforos de giro a la izquierda. El peatón al parecer no importa para ellos y encima nos “acompañan” con su invasivo silbato a toda hora, que ocasiona una contaminación auditiva innecesaria. Sería positivo que los agentes civiles de tránsito (ACT) dejen de ubicarse bajo los semáforos, intentando reemplazar la acción que la máquina hace bien; distribuir tiempo entre lado y lado de circulación.


Por otro lado, nos toca sobrevivir a diario ante unas aceras inseguras; sistemáticamente invadidas por autos, sin accesibilidad universal, y casi sin arbolado urbano. Árboles que fueron obligados a ceder su espacio para que un auto se parquee, árboles que podrían contribuir a disminuir las ya más de 5 millones de toneladas de CO2 contaminante en el aire quiteño y que podrían volver a hacer placentera, segura y saludable la caminata por la ciudad.


Aún después de la firma de la Carta Internacional del Caminar, el 22 de Septiembre de 2014, en anuencia del Alcalde Mauricio Rodas ESPINEL, por parte de la Vicealcaldesa Daniela Chacón, se sigue permitiendo el abuso continuo de dicho espacio y no se hace nada por controlar o informar a los ciudadanos que está prohibido, tan sencillo que sería.


La normativa prohíbe el uso de los espacios de retiro frontal de edificaciones ubicadas en zonificaciones de uso múltiple, que es lo que más vuelve insegura la circulación, debido a la constante entrada y salida de autos a los establecimientos comerciales.


Presenté como persona natural para el Habitat Village una propuesta para recuperación de espacio público peatonal, que debería ser un tema salvado a estas alturas, y sin embargo aquí seguimos bien tercermundistas con respecto a este tema. El proyecto no se aprobó, no sé si únicamente por no contar con el presupuesto para ejecutarlo, pero es una gran deuda que tiene el cabildo quiteño con la sociedad.


La institucionalidad lo ha permitido por más de década y media y la actual administración se ha hecho de la vista gorda.


Existen ordenanzas q supuestamente aportan para el respeto de las aceras, pero no se hacen cumplir, la misma AMT sube autos a las aceras para multarles por algún otro tema y la AMC no tiene capacidad para realizar ese control. La policía metropolitana debería ser la encargada, tener esa competencia.


Entonces, como mencionaba, tenemos normativas como el PUOS que dicen que en calles de eje múltiple no se puede tener parqueos en los retiros de las propiedades (confirmado en la última aprobación de julio 2016). Eje múltiple es básicamente los ejes comerciales, tenemos entonces en ese rubro, y vaya pensando como ejercicio en el centro norte de la ciudad, cómo está la cosa de corrompida por la permisividad, calles prohibidas de tener este uso que degrada la seguridad de la movilidad peatonal, Los Shyris, Gaspar de Villaroel, Eloy Alfaro, Orellana, Coruña, por dar algunos ejemplos, Mismas que sin embargo están totalmente invadidas de este uso, en especial Los Shyris, donde ya no hay ni bordillos de seguridad.


Calles que además tienen por lo general 3 carriles, todos para el auto, sin permitir circulación libre de transporte público. Es decir, no se aplica ningún tipo de valor de igualdad o equidad.


En términos de equidad, la ciudad debería ya estar recuperando espacio para la gente y la movilidad sostenible, que no es el auto privado.


El costo del proyecto específico, presentado como piloto, es en la avenida Los Shyris entre Gaspar de Villarroel (al norte) y Naciones Unidas (al sur), zona potencialmente peatonal, sumamente concurrida; incluye arborización, no supera $250.000 por las cinco cuadras; siendo alrededor de un millón de dólares para intervenir toda la avenida hasta su cruce con la 6 de Diciembre al norte, pudiendo ser un verdadero proyecto de inclusión, de equidad y hasta de embellecimiento de la ciudad, mejora de la caminabilidad evidentemente y potencial reducción de problemas de salud en la zona.

Modelo de calle completa en vía principal. Funciona mejor con parterre en la mitad.

6

ESPERANZA

¿Por dónde empezar?


Eventos han marcado reacciones positivas en nuestra sociedad, donde frente a una realidad precaria, sea económicamente, física, pero sobre todo emocional, volvemos a nuestra esencia natural de colaboración y ayuda. Como nos sucedió ante el evento natural del terremoto en las costas ecuatorianas de Manabí y Esmeraldas, el pasado 16 de abril. Tragedia que nos recordó lo que en realidad somos, un pueblo solidario y de hermanos.

Sin embargo aún se ve un poco “mal” hablar de mingas, porque eso hacen los indios, dirán, pero en realidad la sabiduría de nuestros ancestros se va perdiendo de manera muy rápida.


Ahora bien, es verdad también, que algunas cosas están regresando, bien sea por moda o por novelería, pero por ejemplo la yoga o los carritos de comida en la calle, nos llevan a niveles profundos de nuestra realidad más simple, pero no la sabemos catalizar aún, para valorarla dentro de posibles estructuras que nos ayuden a reencontrarnos como especie.


En este sentido, hemos separado todo en nuestro diario vivir para que sea analizado como en laboratorio y no en conjunto. Considero que el peor paso que pudo hacer el Municipio es, centralizar las decisiones y diversificar las especialidades. Las secretarías no hablan entre sí, tampoco hay mecanismos para que si por alguna razón los secretarios no simpatizaran, igual tengan que coordinar y lograr resultados integrales en su política.


¿Cuándo se volvió normal caminar junto a autos que van a toda velocidad, o caminar por la acera “entre” autos? Qué desconexión ha permitido nuestro adormecimiento para reclamar por un espacio natural de seguridad y que debería tener un status sagrado, siendo el espacio donde todos nos podemos encontrar como iguales.

Recuperar el sentido común en nuestras acciones y decisiones parece ser lo más complejo de lograr.


La movilidad y el urbanismo, en ese sentido son caras de la misma moneda, son lo mismo, el uno afecta al otro y viceversa. Si tenemos autopistas frente a nuestras viviendas, no tendremos muchas ganas de salir a caminar o hacer de la caminata nuestro modo de movilidad, mientras que si las calles frente a nuestra vivienda fuesen sin tráfico vehicular o casi sin él, nuestra relación con el exterior sería otro. A esto casi siempre hay gente que contrapone el peligro de caminar, por asaltos, o incluso las mismas razones que mencioné antes, sin embargo, si repensamos bien el tema, nos daremos cuenta, que son los motores justamente los que nos alejaron de los espacios públicos, siendo la acera el más importante a mi manera de ver, y nos dejaron con menos ojos en la calle que las mantuvieran seguras, como planteaba Jane Jacobs ya desde hace más de medio siglo.


Se tiene casi dos años discutiendo la agenda, y ni siquiera hay espacio seguro para implementar de manera práctica, el derecho a la ciudad, término que aún no encuentra clara definición ni acuerdo entre quienes lo defendemos.***


La conferencia de la ONU, el próximo octubre aquí en Quito, tiene la expectativa de aprobar una nueva agenda urbana global que permita, de la misma manera que las cumbres de cambio climático, generar compromisos bajo parámetros de desarrollo con enfoque de sostenibilidad para todos los países miembros. Diversas reuniones han desarrollado ya algunos conceptos básicos y comunes de desarrollo sostenible que se discuten en diversos foros, espacios y ciudades, para su posterior aprobación en Quito; justicia, equidad, inclusión social, equilibrio en relación con el ambiente, derecho a la ciudad, entre otros, para obtener con una visión social, acciones y compromisos que permitan un acceso para todos los ciudadanos a los beneficios que las ciudades brindan. (https://www.habitat3.org/the-new-urban-agenda/issue-papers)


Es imperativo que se sensibilice a las autoridades que toman decisiones en el municipio, tal vez la mejor manera sea que se bajen del auto al menos 2 veces por semana, sería un buen comienzo. Ojalá los Concejales reconozcan la necesidad de empezar a trabajar de verdad para la gente y no para sus propios intereses.


La ciudadanía debe exigir, desde la simple lógica y sentido común, que las políticas de movilidad municipal sean equitativas, justas y para la mejora de la calidad de vida de todos, la mejora de la calidad del aire, y la mejora de la experiencia en la ciudad. Para esto tendrían que incluir en los estudios, priorización de presupuestos de obras futuras, información de transeúntes, ciclistas y transporte público para la toma de decisiones.


El Municipio del Distrito Metropolitano de Quito tiene en sus manos la oportunidad real de cambiar la ciudad y a su vez mejorar sus aspiraciones políticas; si acaso es lo único que les mueve a los políticos. La presencia de las al menos 30.000 personas que se esperan para el evento del Hábitat 3, podrán evidenciar o no, el trabajo real que se realice para el futuro de la ciudad desde una perspectiva de escala humana, y seguramente juzgarán a la ciudad desde su experiencia, siendo los mejores o peores promotores del turismo para Quito.


Empezar a re-arborizar aceras, volverlas libres de auto, pacificar las calles, limitar espacio vial a los autos, crear zonas 30, resultará en mejora de calidad de vida de los quiteños.


La semana de la movilidad es cada año la oportunidad de oro para cada ciudad de subirse a la idea de que podemos cambiar para mejor y de verdad dar calidad de vida a todo ciudadano, sea usuario transitorio como quien reside o trabaja en cada espacio. Sin embargo pocas medidas serias se han tomado, y si acaso solo como evento y casi nunca como una medida a permanecer en pos de esas mejoras y cambios de paradigma necesarios. Como miembro del Equipo de la Operación Urbana Sostenible OPUS La Mariscal esperamos este 16 de septiembre lograr recuperar la Plaza Foch, es decir limitar el paso de autos por la misma. Ya me dirán si al momento que se lea este texto, lo habremos logrado. Estos pequeños intentos de auto-gobernanza esperan ser la pauta para que otros barrios empiecen a plantear sus necesidades y posibles soluciones para que los gobiernos locales colaboren o dejen tomar acciones a sus vecinos, en beneficio de la comunidad.


Pensar entonces, en una ciudad para todos; niños, ancianos, jóvenes, adultos, capacitados especiales. Una ciudad donde todos podamos disfrutar y movilizarnos libremente, es la ciudad que soñamos.

Una ciudad adecuada para los niños es una ciudad adecuada para todos.


7

EL EMPLEO Y EL AUTO-GOBIERNO LOCAL

como mecanismo de independencia y calidad de vida


Aunque parezca una afirmación alarmista, la falta de espacio calmado y de calidad desencadena enormes diferencias sociales y ha producido enormes cambios en nuestro modo de vida y en las relaciones sociales. Se ha producido una modificación de la vida en la ciudad y en especial de los colectivos más vulnerables frente al tráfico como pueden ser la infancia y los adultos mayores.


Desde hace algunas décadas ya se sabe que el modelo de ciudad para el auto fracasó.

Hoy el mundo busca caminos para la sostenibilidad, el equilibrio y armonía entre lo social, lo económico y el ambiente; de la mano de este reto, las ciudades deberán cambiar para subsistir.


La planificación sectorizada de la ciudad y con gasto en obras para el auto privado, han permitido que se traslade la gente a vivir a grandes distancias del hipercentro económico de la ciudad y (por lo general) a conjuntos o urbanizaciones que se implantaron como entes separados y no complementados por otro servicio que no sea el de vivienda. Esta migración rompió muchos lazos y lógicas barriales, que ahora presento como un factor a recuperar para generar empleo.


Durante al menos 20 años las alcaldías de Quito han venido matando la economía local de la ciudad con sus políticas y obras para favorecer al uso del auto privado y comercio “privado” o malls. Las facilidades dadas para la movilidad desde fuera de la ciudad como tal, y la pérdida de espacio público y árboles en la ciudad, provocó la salida de muchas personas, dejando al hipercentro con una baja densidad (poco deseable para sostenibilidad) y casi sin usos mixtos.


Esta lógica anacrónica y facilista ha ido destejiendo las relaciones barriales, desapareciendo barrios y dejando al ciudadano como extraño en su propio hogar, al permitir la expansión descontrolada de ciudades dormitorio, gracias a normativas que se tratan a discreción y según intereses de cada administración, más las obras viales que permiten conectar las afueras semi rurales con el hipercentro de manera que el mismo ciudadano ignora el daño ambiental que se ha hecho.


La lógica de la economía local, barrial y solidaria podría ser nuestra mejor salida a una nueva propuesta de dinámica laboral en la ciudad. Volver a pensar en centralidades, donde todo estaba a distancias caminables y se conocía al vecino, porque se laboraba más o menos en la misma zona.


El Secretario de Territorio, Hábitat y Vivienda mencionó la noche del martes 28 de junio en el auditorio del Colegio de Arquitectos de Pichincha que, como la gente no se baja del auto, era “evidente” que hay que hacer esta obra mientras tanto; refiriéndose a continuar con la supuesta “Solución vial Guayasamín”. ¿No les parece que es justamente por estas decisiones que la gente sigue sin optar por el transporte público? Y por eso el municipio sigue sin trabajar de manera seria en convertirlo en un servicio real y para todos. El sistema no ha cambiado y sigue sin ser integrado, no podemos seguir haciendo lo mismo mil veces y pensar que obtendremos resultados diferentes, decía Albert Einstein, quien a esta lógica la definía como locura!


Al contrario de lo que se quiere hacer creer, el Municipio no está invirtiendo en el transporte público, sino en un proyecto puntual, como es el metro, cuyos estudios mismo dicen que dará servicio únicamente a un 18% de la población que se moviliza de norte a sur de la ciudad y viceversa y este año representa el 70% del presupuesto municipal, dejando de lado demasiados temas sociales de gran importancia y necesidad, empezando por la cultura.

No podemos dejar de lado además que ese proyecto no fue una propuesta de ciudad sino una especie de carrito conector entre las tan cacareadas plataformas gubernamentales, mismas que dicho sea de paso, han sido planteadas en base a un concepto errado de centralidades (diversas actividades) vs centralización del mismo servicio en un solo lugar (mono actividad). Se debe mencionar además que su cobertura será menor a la ya existente, que compite con los otros sistemas municipales, y no frenará el ingreso de autos de los valles al hipercentro.

¿Es entonces esto sólo una pantalla para decir que como se está “invirtiendo” (aunque es deuda) en el metro, entonces pueden no más seguir invirtiendo en obras para el 30% de la población, que además son quienes causan la congestión y contaminación ambiental y auditiva en la ciudad? (ACTUALIZACIÓN al 2021 es el 22% de la población).


Es necesario que como ciudadanos seamos responsables de las decisiones que tomamos y que empecemos a reflexionar sobre los costos reales de seguir saliendo de la ciudad, porque cada día tiene más cemento y menos vida o espacios de encuentro y empecemos a exigir que eso cambie. No podemos seguir creciendo horizontalmente, pero a la vez debemos controlar nuestro crecimiento en altura para no volverlo un “sprawl” vertical. La diversidad de usos y la vida de día y de noche de las diversas zonas o barrios, dependerá de la cantidad de personas (o usuarios) que las circulen para garantizar su desarrollo en el tiempo.


Este lunes 4 de julio se ha presentado a Concejo Metropolitano del Distrito Metropolitano de Quito la propuesta de reforma del PUOS (Plan de Uso y Ocupación del Suelo), que debió aprobarse en octubre del año pasado, pero en todo caso, habrá que revisar si se han tomado medidas para frenar el crecimiento hacia los valles o se ha empezado a legitimar todos los PUAEs (Proyectos Urbano-Arquitectónicos Especiales) que han pasado por la Secretaría de Territorio, Hábitat y Vivienda.


No podemos seguir ahondando el problema con más de lo mismo, para luego tener que justificar proyectos anacrónicos como el de Guayasamin.


Si la población sigue viendo como una posibilidad de tener calidad de vida, el irse lejos del hipercentro sin considerar el problema de movilidad, la administración municipal, no puede responder de manera politiquera a esto y debe empezar a ser responsable del cambio de paradigma necesario para que esta ciudad pueda, no solo ser sostenible sino que pueda de verdad empezar a pensar en justicia y equidad.


8

GOBERNANZA

¿Dónde estamos?


Tras más de un siglo, en el que el desarrollo de las zonas urbanas fue orientado a favorecer la circulación de autos privados, las congestiones de tráfico que hoy generan en nuestras ciudades y sus efectos de mayor contaminación y altos niveles de ruido, asociados a una baja calidad de vida y elevados efectos nocivos sobre la salud, han llevado a reconsiderar el paradigma de la movilidad urbana por una sostenible.


La Comisión Europea ha establecido dos objetivos ambiciosos para la movilidad urbana, eliminar gradualmente los autos a diesel de las ciudades para el 2050, y realizar una transición hacia una logística urbana de emisiones cero en los principales centros urbanos de aquí a 2030.

Con esta perspectiva estratégica se han establecido cuatro áreas prioritarias para 2016: innovación, digitalización, bajar emisiones de carbono y empoderar a la ciudadanía.


Por esto se ve con preocupación que la llegada del #Habitat3 no tiene expectativa ni compromiso alguno por parte de nuestros representantes de la municipalidad quiteña. No involucra al ciudadano en la toma de decisiones ni se aprestan a hacer propuestas importantes en la línea de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) ni con respecto al marco del borrador de la NAU (Nueva Agenda Urbana). Y por el contrario continúan acentuando desigualdades en temas de movilidad con propuestas superadas hace al menos 30 años.


Un vacío inmenso de liderazgo y visión de ciudad, nos ha dejado inmersos en una lucha social contra poderes fácticos ahora también locales.


Para la aplicación de las propuestas del Hábitat, tendremos además la problemática que son los países y no las ciudades quienes están involucrados de manera directa en las discusiones, situación que ha provocado que incluso la ciudad sede de la conferencia, no tenga protagonismo ni decisión en su organización, logística ni agenda.


El Distrito Metropolitano de Quito tiene un territorio extenso y extremadamente diverso, razón por la cual no se logra divisar y apoyar a los problemas y soluciones de poblaciones pequeñas, ni aunque así se lo deseara, y no se encuentran en la agenda de las “megaobras”, y esta falta de cercanía a la realidad territorial nos deja un vacío de gobernanza muy grande, que merece una propuesta de replanteo general del actual modelo de gestión y gobernanza, incluso un replanteo de la relación y competencias de las entidades municipales.


Se debería tomar en serio y seguir el camino de la descentralización marcado por el Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización (COOTAD). Frente a esto propondría apuntar a la verdadera autonomía de dichas entidades municipales, mediante la elección de administradores zonales bajo voto popular y no como es ahora, que son cuotas políticas de los concejales para negociar con el Alcalde su voto.


La Secretaría General de Coordinación Territorial (SGCT) sería innecesaria, de todas maneras al momento no coordina mayor cosa, solo lo que se quiere controlar.

Plantearía unificar algunas Secretarías entre sí, bajo un solo liderazgo y responsabilidad, convirtiéndolas en Direcciones nuevamente:

- Juntar las Secretaría de Movilidad, Territorio y de Ambiente y bajo la Dirección de Planificación, para que dirija todos los temas físicos de ciudad, en conexión con las empresas públicas; EPMAPS (Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento, EMASEO (Empresa Pública Metropolitana de Aseo).

El nombre de este director deberá conocerse desde la campaña de alcalde, al igual que el nombre del administrador general para el Municipio.


EPMMOP (Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas) tendrá un trato especial de replanteo total para garantizar la descentralización necesaria.


AMT (Agencia Metropolitana de Tránsito), no seguirá compitiendo con los semáforos, y debería cambiar su función para apoyo en la convivencia de los diversos modos de movilidad, no sólo el auto.


AMC (Agencia Metropolitana de Control), cambiaría su nombre, ya que su misión no es la del control sino en realidad es la de procesar expedientes administrativos, en el caso de haberse presentado informes con infracción de las diversas entidades municipales, según su expertise y competencia, y en el caso de no haberse corregido la falta, sancionar. Sus competencias estarán claramente definidas para que sus funcionarios abogados puedan dedicarse a solucionar los expedientes y salir mucho menos a campo.


La competencia de Patrimonio estaría en el Instituto Metropolitano de Patrimonio. Recuperar el control del patrimonio a través de la revisión de la ordenanza 260 que al momento por otra ordenanza derogada, no se puede aplicar las multas.


El Instituto de la Ciudad tendrá una conexión con las instancias de planificación, siendo que sería el encargado de dotar de indicadores a la Dirección de Planificación, eliminando el recientemente creado Instituto Metropolitano de Planificación Urbana, que no tiene la capacidad para abarcar el tema y duplican funciones.


Las Secretarías de Inclusión, la parte de Participación Ciudadana de la SGCTyPC (Secretaría General de Coordinación Territorial y Participación Ciudanana) serán un solo brazo de trabajo con la ciudadanía (Sin secretaría de Deporte, sino manejándolo como un mecanismo de unión) Invertir en los sistemas de catastro y unificar los sistemas informáticos serán base para la eliminación de Quito Honesto, porque con la posibilidad de saber si su trámite ha sido o no asignado o atendido, de manera digital, elimina el clientelismo que deriva en corrupción más evidente.


Unificar la Secretaría de Educación y la de Cultura para que sean una verdadera Dirección de Comunicación, llevando información de manera oportuna, educativa, cultural y evidentemente no como publicidad; siendo las dos temas de transversalidades importantes para el desarrollo adecuado de la sociedad.


El Concejo Metropolitano tiene su cuota de complejidad en su funcionamiento.

Cambiaría el sistema de información mediante la entrega mensual de planes, programas y proyectos por parte de las dos Direcciones antes mencionadas, Comunicación y Planificación para que se pueda dar seguimiento de la visión planteada (que deberá existir) para que se pueda trabajar de la mano en la normativa necesaria o sus reformas para avanzar en el cumplimiento del Plan Metropolitano de Desarrollo y Ordenamiento Territorial, mismo que en la actualidad es muy lírico y no tiene mecanismos reales de aplicación. Nos falta justamente el paso intermedio entre el PMDOT y el PUOS.


Policía metropolitana, bajo seguridad pero como inspectores de espacio público, sin necesidad de acompañamiento de comisario, pero sigue sin poder sancionar de inmediato en temas graves, pero deberá poder multar de inmediato en temas a definir, como por ejemplo el parquearse sobre la acera.


Como opciones para gobernar el territorio, se propuso para la Agencia Metropolitana de Control, la creación de 3 macro zonas, con los 9 administradores zonales q deberán ser elegidos con voto popular, tema que lo he venido tratando desde el espacio “Con faldas desde Pichincha” en el ciclo Hacia el Hábitat 3, en Radio Pichincha Universal, a propósito de la conferencia mundial.


La Secretaría de Concejo debería elegir su representante y los temas a tratar en sesiones deberán incluirse de manera cronológica, según se apruebe en cada comisión y deberán realizarse las sesiones ordinarias con mayor frecuencia. No se podrá continuar asignando a dedo como lo hace ahora el alcalde, permitiendo mucho manipuleo.

Se deberá también revisar el retaceo que se hizo con las comisiones municipales, y volverlas nuevamente a completar y que sean gestionadas por lo concejales q mejor preparación tengan para el cargo, no puede ser que cada uno llegue y tenga su cargo ahí sin ninguna capacidad probada. En lugar de 21 comisiones, probablemente se reduciría a 7. Por eso nadie fiscaliza nada, porque se dedican a lo suyo y por eso tampoco no hay debate.


La codificación de las ordenanzas se aprobó para que tengan una comisión a través de Secretaría de Concejo, pero no ha avanzado. No se le da la importancia que requiere, y se debería priorizar, ya que la locura e incoherencia que tienen todos esos cuerpos legales, “obliga” a la gente a hacer caso omiso de todo, no sacar permisos y confiar que no le caiga la ley, o peor aún, estar listo con el extra para la coima.


La compra de renuncias es otra parte clave de una reingeniería, para empezar a romper el lazo de corrupción que ha crecido por la misma inoperancia municipal.


Se deberá seguir buscando mecanismos para despolitizar el municipio capitalino y su gestión. El camino más corto parecería ser, el exigir que Quito tenga administradores probados, con trayectoria de algún tipo y no solamente políticos de carrera al frente de nuestra hermosa ciudad, para esto debemos prepararnos nosotros como ciudadanos para elegir adecuada y responsablemente la próxima vez.

 
 
 

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